Comportamiento sexual de los pulpos

El acto de cortejo sexual, se considera al comportamiento animal específico que tiene como finalidad obtener pareja y exhortarla al apareamiento y en los pulpos es una maravilla.

Los pulpos no seleccionan a la primera hembra que les pasa por delante, sino que la elección de pareja, es un proceso extremadamente cuidadoso con un cortejo y una seducción, con la capacidad de “ponerse celosos”, como en humanos, lo que les obliga a luchar con sus rivales “por el amor de una hembra”, pudiendo ser luchas de hasta media hora y casi siempre, conllevando la muerte del rival.

Durante el cortejo, los pulpos tienen producción de iridiscencia para atraer a las hembras, gracias a que presentan unos órganos cromatóforos realmente complejos que están controlados por músculos.

Para cambiar de color, el individuo deforma el tamaño o la forma del sacculus por medio de contracciones musculares, logrando así variar el estado de translucidez, reflexión u opacidad de los pigmentos. Este mecanismo difiere del utilizado por los peces, anfibios y reptiles, donde lo que ocurre es una translocación de pigmentos en el interior de la célula.

Al igual que los camaleones, los cefalópodos utilizan el cambio fisiológico de color como medio de interacción social. Además, se encuentran entre los que poseen una mayor habilidad en la adaptación al fondo, presentando la capacidad de asemejar su aspecto tanto al color como a la textura del ambiente en el que se encuentren de forma excepcionalmente precisa.

Cuando seleccionan a la hembra, los pulpos alargan un brazo modificado, denominado brazo hectocótilo (tercero por la derecha) y hacen que el brazo toque a la hembra. El brazo hectocótilo, recoge los espermatófotos que salen por el sifón y son conducidos por un surco profundo entre las dos ventosas, para acabar en una especie de cuchara, en la que retiene los espermatóforos.

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