martes, 28 de julio de 2015

La reproducción de los pulpos





Como todos los cefalópodos, el pulpo común es una especie dioica, es decir, sus individuos pertenecen a uno de ambos sexos. Aunque resulta difícil distinguir un macho de una hembra en su etapa juvenil, en la edad adulta muestran un claro dimorfismo sexual. En los machos, de menor talla, el tercer brazo derecho se transforma en su tramo final y funciona como un pene, el hectocotilo. Otros dos de sus brazos poseen uno o dos pares de ventosas agrandadas. Unos caracteres morfológicos externos de los que carecen las hembras adultas.
En la cópula, el macho introduce el brazo hectocotilizado en la cavidad paleal de la hembra y deposita en ella los espermatozoides. Los pulpos son promiscuos. Igual que en otras especies de cefalópodos, probablemente existe competencia espermática: el esperma de un macho puede ser retirado por el de otro que copule más tarde. Tras la fecundación, la hembra busca un lugar para realizar la puesta, una cueva o anfractuosidad de la roca de suficiente amplitud, oculta y fácil de defender.
La hembra coloca los huevos en ristras que une al techo de la cueva por un extremo, formando racimos. El desarrollo embrionario dura de uno a cuatro meses, dependiendo de la temperatura del agua. Durante este tiempo la hembra permanece acantonada en su guarida, aireando, limpiando y protegiendo la puesta; no se alimenta, sino que aprovecha sus sustancias de reserva para sobrevivir. Cuando el embrión alcanza el tamaño apropiado dentro del huevo y el saco vitelino se ha consumido casi por completo, se produce la eclosión. Entonces, la madre, agotada y desgastada, muere.
Un recién nacido de pulpo es morfológicamente semejante a un adulto. El desarrollo embrionario es directo, no hay metamorfosis con distintas etapas larvarias, como ocurre en los demás moluscos. A esta fase del ciclo biológico del pulpo se la denomina paralarva. Después de un período más o menos prolongado de vida planctónica en aguas profundas, las paralarvas se acercan a la costa y se asientan en el fondo. Los juveniles bentónicos poseen una gran capacidad para cazar presas vivas, así como un amplio repertorio de respuestas cromáticas y posturales que les ayudan a esconderse de sus depredadores.

Actualmente, los autores investigan en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia las condiciones topográficas, hidrográficas y biológicas de los hábitats de reproducción del pulpo. De esta forma, se podrá elaborar un plan que permita preservar las áreas de puesta y alevinaje de estos cefalópodos de tan alto interés comercial.



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